Verdades sobre los hombres

La antigua teoria era: "Casate con un hombre mayor porque son maduros", pero la nueva teoría es: "Los hombres no maduran, casate con un hombre joven."


¿ Cómo puedes saber la diferencia entre los verdaderos regalos de los hombres y los regalos por culpa? Los regalos por culpa son más bonitos."

Haz el amor, no la guerra. Y si querés las dos cosas juntas, casate.

No vale la pena ser puntual con un hombre, porque nunca te espera allá ninguno que pueda apreciarlo.

Dios, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje para cambiar las que puedo y sabiduría para saber dónde esconderé el cadáver de mi esposo cuando ya no lo aguante.

Dios inventó al hombre cuando el vibrador de Eva se quedó sin pilas.

Dios ha creado a las mujeres bellas y estúpidas. Bellas para que los hombres puedan amarlas y estúpidas para que ellas puedan amar a los hombres.

Las computadoras nunca podrán reemplazar la estupidez del hombre.

Los hombres son unos seres con dos brazos, dos piernas y a veces dos esposas. Se dividen en varias categorías: separados, solteros, casados y viudos. Cada categoría se subdivide en las categorías primer premio, premio consuelo y sobrantes.

Si los mimás, se asustan. Si no los mimás, se aburren. Si te acostás con ellos enseguida, se aburren al final. Si te acostán al final, se aburren al principio.
Si te peleás con ellos, perdés tu encanto. Si no te peleás, dejan de seducirte.
Si tenés otros amigos, dicen que sos una atorranta. Si no los tenés, sos aburrida.
¿Quién los entiende?

Dos tercios de los hombres no saben dividir. Y al resto, no le importa.

Hay hombres tan gordos que cada vez que se pesan, la balanza dice “Continuará”.

Hay hombres tan feos que la mamá les tenía que atar un palo al cuello para que su perro juegue con ellos.

Los hombres cada día están más chismosos. Ahora creen que guardar un secreto es no decir quién lo dijo.

Conozco perdedores natos: se acercan a un videojuego y al poner la ficha en la pantalla dice “ Game Over”.

Hay tipos tan tontos, que el electroencefalograma dice “ Siga participando”.

Los hombres siempre tienen una dificultad para cada solución.

Los hombres son como el azúcar negra: pueden ser dulces, pero siempre son poco refinados.

La manera que tienen los hombres de encontrar algo es revolver todos los cajones de la casa a los gritos hasta que la mujer se lo busca.

Los hombres son como los doberman: a la mañana te ladran, a la tarde te gruñen y a la noche te desconocen.


Los hombres no maduran jamás: la prueba está en que se pelean con el hijo por el autito a control remoto y siguen obsesionados con las tetas cuando ya fueron destetados.

Una mujer promedio se casa por Iglesia, por Civil y por Idiota.

Sólo las mujeres se llaman Gloria, Victoria, Libertad y Caridad: llevan esos nombres porque son fieles exponentes de esas virtudes.

Hay sólo dos tipos de hombres a los que hay que tenerles miedo: a los jóvenes inexpertos y los viejos expertos.

No es que los hombres sean malos. Hay muchos hombres que son personas excelentísimas. Es más: yo tengo un amigo varón.


El doctor le dijo a la señora que no podía volver a tocar nada que contenga alcohol. Entonces ella se divorció.

Hay hombres tan agrandados, que cuando escuchan un trueno, dicen: “¡Perdón!... Se me escapó”.

Los hombres celosos acusan a sus mujeres de hacer o pensar algo que ellos ya hicieron o pensaron mucho antes.

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Lo miró bien y le dio tal vergüenza que nunca más volvió a aparecer.

Existen solamente dos clases de mujeres: las que no quieren casarse y las que quieren divorciarse.

La mujer que imita al hombre carece totalmente de ambición.

No existe el hombre perfecto. Sólo hay hombres normales con pequeñas imperfecciones: un cerebro pequeño, un pito pequeño y un pequeñísimo sueldo.

Quisiera tener hijos, pero mis amigas me asustan. Una me dijo que estuvo 36 horas con trabajo de parto. Y yo no quisiera hacer ningún trabajo que durara 36 horas. Ni siquiera haría algo que me fascinara durante 36 horas.

Hay hombres muy responsables. De todo lo que sale mal, son responsables.

Los hombres creen que las mujeres se vuelven locas con los aventureros que aman el riesgo. Entonces los hombres, para enganchárselas, andan en motos a mil, trepan cordilleras, practican monoesquí, beben toneladas de alcohol y fuman mucho. Lo que no saben es que las mujeres no quieren hombres arriesgados, sino hombres que se mueran antes.

Es más interesante hablar de los hombres que hablar con ellos.

Ellos se pasan la vida empujando puertas que dicen “Tire”.

Si no fuera por el matrimonio, los hombres creerían que no tienen defectos.


Las mujeres no podrán ser iguales a los hombres hasta que no llegue el día en que, estando peladas y con una panza enorme, se crean irresistibles.